Pues yo creo que ni es admisible una grada que moleste, digamos siete sobre diez a los no locales, como puede ser el caso de Sevilla, ni lo es la que molesta nueve sobre diez, como los argentinos.
Quién dice hasta dónde es admisible?
Aquí también nos pasamos, pero como son de los nuestros, y no llegamos a ésos extremos, todo o.k. ¿Es eso?
A los hooligans argentinos dos collejas, pero a los patrios al menos una.