De vez en cuando sucede (a mí hoy, sin ir más lejos)
:
Juegas una
pachanga con un compañero nuevo y aunque el nivel de los dos está parejo, notas que no confía
nada en ti.
Suelen darse varios de estos puntos:
- Pone caras cuando fallas.
- Te echa en cara algunos fallos, incluso los suyos.
- Suele aconsejar mucho, más que tu profesor: golpea así, colócate asá.
- Entre puntos suelta la típica: "venga, vamos a jugar bolas fáciles".
- Durante el juego tampoco se resiste: "¡fácil, fácil!".
- Da igual que juegue en el revés o en la derecha: te invade.
- En casos extremos puede que te diga lo que a mí una vez: "juega al paralelo para que me tiren todas las bolas a mí".
Hoy estuve a punto de explotar. El primer set me sacó del partido, encogí brazo y perdimos. A partir del segundo set utilicé una táctica de choque: cuando él decía... ¡¡fácil!! (globos y bajas de pared generalmente) me jugaba la bola de mi vida, tal cual. Cuando él fallaba clamorosamente dejé de animarlo y empecé a hacerlo lo mismo que él: silencio y caritas. Sé que no es lo correcto, pero funcionó. No volvió a abrir la boca en todo el partido. Y oye, ganamos.
¿Vosotros qué hacéis con estos Lampertis? Quiero conocer vuestras experiencias. Yo soy un tipo tranquilo, pero me dan ganas de dejarlos solos en la pista.